viernes, 7 de diciembre de 2012

ÉRASE UNA VEZ...


Érase una vez, 
en un lugar 
de dicha ciudad, 
donde apenas 
habitaba la falsedad, 
y dándose a conocer,
con mucho afán, 
toda la plena
e intensa felicidad.

Se dice de aquel 
día lluvioso,
un apuesto Caballero
resplandeciente 
y bondadoso,
esperaba la llegada 
impaciente 
de su amada Doncella, 
la cual,enamorada 
y ardiente por llegar,
rebosante de belleza 
por toda ella,
solo con dirigir a su amado 
unas miradas, 
sobraba las palabras,
creándose a su alrededor,
un arco iris de color,
una estremecedora calor...


























II

...el gran cerco de calor
que brotaba de sus cuerpos,
emanaba tal resplandor 
causaba tanto furor,
que en un enorme y 
estremecedor abrazo
se fundieron ellos dos.


La bella Doncella,
conocida en el lugar
por su amabilidad, 
su generosidad 
y su bondad,
no cabría duda, 
y era de esperar,
que el apuesto Galán
quedara prendado
y enamorado,
sin igual de toda ella.


Y Él, afortunado de su dicha,
sonrojado se sentía,
solo con notar su presencia 
y de tener el deseado
momento de optar a verla...




III

...y el ver a su amada,
era tan gratificante,
y el deseo era tan 
fuerte y abundante,
que el buen Caballero,
no podía mantenerse
alejado ni distante,
de su nombrada 
citada Dama, 
y menos aún,
desprenderse de 
su profunda alma.

La encantadora 
y dulce Doncella,
jovial por excelencia,
su mirada brillante
y deslumbrante,
con esa transparencia
destacada como el 
fino cristal,
podía expresar y
transmitir, ese
divino sentir que 
provoca el amor,
del que es imposible
impedir y fingir...




IV

...y, ¿cómo impedir 
ese exuberante amor,
cuando impaciente 
está por escapar y salir, 
de ese gran amante 
interior, para poder 
demostrar y asumir, 
esos sentimientos 
profundos, que no dejan 
de aflorar y surgir?


Para la enamorada 
pareja, Dama y Galán, 
era más que un 
cúmulo de sensaciones,
era día a día ir 
desarrollando
esas motivaciones 
de cada uno de 
los momentos vividos,
era invadir todos sus
excitados sentidos.


Él, dedicado 
totalmente a Ella, 
le hacía el SER 
más entregado 
hacia su hermosa Bella...




V

...dicha entrega 
del amable Caballero, 
era tan poderosa 
inmensamente 
generosa, que 
con mero hecho, 
la dulce y esplendorosa 
Dama, sentía 
improbable controlar 
la emoción que con 
honestidad la invadía.

El destello de 
sus miradas
que encajaba 
a la perfección
en sus veladas, 
esos ojos
culminantes, 
luminosos, 
que podían hablar 
por si solos, 
les hacía tener 
ese instante irrepetible, 
y con toda seguridad, 
esa impecable
declaración que 
se iba creando y 
proclamando de
corazón, 
con mucha sutileza 
total delicadeza...



VI

...y, a esa delicada relación, 
ya no le hacía falta hacerse 
de notar ni demostrar, 
puesto que ya se podía ver, 
oír e incluso respirar.

El susurro de sus labios, 
fresco y gustoso como 
el viento, 
era un murmullo 
de bellas palabras
oídas y habladas 
en silencio.

El tacto tiento de 
sus manos suaves y 
aterciopeladas, 
hacían de las caricias 
trémulas y tiernas; 
su piel cálida y erizada,
de ese cuerpo 
fogoso y ardiente, 
deseoso y pendiente
de todos esos sentidos, 
que hace por momentos 
desfallecer tan de repente...



VII

...el de repente, 
se hizo instante,
y después ya más tarde,
todo era constante.

Los gozosos momentos tan
intensamente amorosos,
que mutuamente 
se concedían,
poco a poco y sin prisa,
absortos en sus 
pensamientos que fluían 
como la misma brisa,
espontáneos y libres 
ellos dos,
abrigados por todo el 
amor que se tenían
y transportados por el
deseo que les conducía,
embriagados por su
corazón, que con fuerte
palpitar les latía...

El apuesto Galán,
admirado totalmente
sin fin, por esa inmensa
manera de Ser, 
de su más amada
y adorada Mujer...



VIII

...y era de admirar 
el modo de ser 
pensar de Ella. 
Poseer esa facilidad 
al conversar, 
capacidad de oír
y escuchar, 
interior y exterior
pura y nata belleza, 
digna de halagar y elogiar, 
extrema lealtad,
enorme franqueza, 
la cual poder
manifestar y expresar 
con íntegra realeza.

El apasionado Caballero, 
aún no osaba ver ni a creer, 
lo afortunado que podía 
ser de tener a tan 
preciada Dama. 
Complacido de tanta dicha, 
que, con extensa llama 
de pureza y de amor
se pronunciaba y 
culminante 
primor otorgaba...


IX

...y la llama de ese amor,
inmensamente fuerte,
poderosa, muy potente,
se proclama latente,
encendida e iluminada
con valentía, insaciable,
con muestra de calor 
ardor en armonía, 
demostrándose 
enorgullecida,
por extender dicho
amor en vida.

La consolidada y 
entregada pareja, 
aún no podía asimilar 
tal acontecimiento
tan peculiar, que
con conocimiento
les influía.

Esa savia y 
comprometida
decisión, que 
la dulce Doncella 
tomó en su día
sin previa cuestión,
metódica y práctica
sólo en ella...





X

...decisión propia y 
cualificada,
con suficiente poder 
de autonomía,
con libertad capacitada 
para elegir,
situación adecuada y 
buena elección,
con enorme valía, 
para poder conseguir
y construir, esa maravillosa 
realidad, dispuesta a 
seguir con fuerza
hacia delante, con 
entusiasmo y talante alegría.

La gente humilde 
del lugar,
veía con gran porvenir,
a la excelente y 
entrañable pareja, 
y era de intuir y percibir,
el camino que debían 
tomar y seguir.

Un camino obrado 
y sembrado,
del cual poder 
alimentar y recolectar, 
ese fruto 
continuamente regado,
siendo 
inmensamente 
agrandado,
para dicho sabor 
poder apreciar y degustar...

Infinitamente...Eternamente...



© Connie 2008








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