Érase una vez,
en un lugar
de dicha ciudad,
donde apenas
habitaba la falsedad,
y dándose a conocer,
con mucho afán,
toda la plena
e intensa felicidad.
Se dice de aquel
día lluvioso,
un apuesto Caballero
resplandeciente
y bondadoso,
esperaba la llegada
impaciente
de su amada Doncella,
la cual,enamorada
y ardiente por llegar,
rebosante de belleza
por toda ella,
solo con dirigir a su amado
unas miradas,
sobraba las palabras,
creándose a su alrededor,
un arco iris de color,
una estremecedora calor...
II
...el gran cerco de calor
que brotaba de sus cuerpos,
emanaba tal resplandor
y causaba tanto furor,
que en un enorme y
estremecedor abrazo
se fundieron ellos dos.
La bella Doncella,
conocida en el lugar
por su amabilidad,
su generosidad
y su bondad,
no cabría duda,
y era de esperar,
que el apuesto Galán
quedara prendado
y enamorado,
sin igual de toda ella.
Y Él, afortunado de su dicha,
sonrojado se sentía,
solo con notar su presencia
y de tener el deseado
momento de optar a verla...
III
...y el ver a su amada,
era tan gratificante,
y el deseo era tan
fuerte y abundante,
que el buen Caballero,
no podía mantenerse
alejado ni distante,
de su nombrada
y citada Dama,
y menos aún,
desprenderse de
su profunda alma.
La encantadora
y dulce Doncella,
jovial por excelencia,
su mirada brillante
y deslumbrante,
con esa transparencia
destacada como el
fino cristal,
podía expresar y
transmitir, ese
divino sentir que
provoca el amor,
del que es imposible
impedir y fingir...
Él, dedicado
totalmente a Ella,
y dulce Doncella,
jovial por excelencia,
su mirada brillante
y deslumbrante,
con esa transparencia
destacada como el
fino cristal,
podía expresar y
transmitir, ese
divino sentir que
provoca el amor,
del que es imposible
impedir y fingir...
IV
...y, ¿cómo impedir a
ese exuberante amor,
cuando impaciente
está por escapar y salir,
de ese gran amante
interior, para poder
demostrar y asumir,
esos sentimientos
profundos, que no dejan
de aflorar y surgir?
Para la enamorada
pareja, Dama y Galán,
era más que un
cúmulo de sensaciones,
era día a día ir
desarrollando
esas motivaciones
de cada uno de
los momentos vividos,
era invadir todos sus
excitados sentidos.
Él, dedicado
totalmente a Ella,
le hacía el SER
más entregado
hacia su hermosa Bella...
V
...dicha entrega
del amable Caballero,
era tan poderosa
e inmensamente
generosa, que
con mero hecho,
la dulce y esplendorosa
Dama, sentía
improbable controlar
la emoción que con
honestidad la invadía.
El destello de
sus miradas
que encajaba
a la perfección
en sus veladas,
esos ojos
culminantes,
luminosos,
que podían hablar
por si solos,
les hacía tener
ese instante irrepetible,
y con toda seguridad,
esa impecable
declaración que
se iba creando y
proclamando de
corazón,
con mucha sutileza
y total delicadeza...
VI
...y, a esa delicada relación,
ya no le hacía falta hacerse
de notar ni demostrar,
puesto que ya se podía ver,
oír e incluso respirar.
El susurro de sus labios,
fresco y gustoso como
el viento,
era un murmullo
de bellas palabras
oídas y habladas
en silencio.
El tacto tiento de
sus manos suaves y
aterciopeladas,
hacían de las caricias
trémulas y tiernas;
su piel cálida y erizada,
de ese cuerpo
fogoso y ardiente,
deseoso y pendiente
de todos esos sentidos,
que hace por momentos
desfallecer tan de repente...
VII
...el de repente,
se hizo instante,
y después ya más tarde,
todo era constante.
Los gozosos momentos tan
intensamente amorosos,
que mutuamente
se concedían,
poco a poco y sin prisa,
absortos en sus
pensamientos que fluían
como la misma brisa,
espontáneos y libres
ellos dos,
abrigados por todo el
amor que se tenían
y transportados por el
deseo que les conducía,
embriagados por su
corazón, que con fuerte
palpitar les latía...
El apuesto Galán,
admirado totalmente
sin fin, por esa inmensa
manera de Ser,
de su más amada
y adorada Mujer...
VIII
...y era de admirar
el modo de ser
y pensar de Ella.
Poseer esa facilidad
al conversar,
capacidad de oír
y escuchar,
interior y exterior
pura y nata belleza,
digna de halagar y elogiar,
extrema lealtad,
enorme franqueza,
la cual poder
manifestar y expresar
con íntegra realeza.
El apasionado Caballero,
aún no osaba ver ni a creer,
lo afortunado que podía
ser de tener a tan
preciada Dama.
Complacido de tanta dicha,
que, con extensa llama
de pureza y de amor
se pronunciaba y
culminante
primor otorgaba...
IX
...y la llama de ese amor,
inmensamente fuerte,
poderosa, muy potente,
se proclama latente,
encendida e iluminada
con valentía, insaciable,
con muestra de calor
y ardor en armonía,
demostrándose
enorgullecida,
por extender dicho
amor en vida.
La consolidada y
entregada pareja,
aún no podía asimilar
tal acontecimiento
tan peculiar, que
con conocimiento
les influía.
Esa savia y
comprometida
decisión, que
la dulce Doncella
tomó en su día
sin previa cuestión,
metódica y práctica
sólo en ella...
X
...decisión propia y
cualificada,
con suficiente poder
de autonomía,
con libertad capacitada
para elegir,
situación adecuada y
buena elección,
con enorme valía,
para poder conseguir
y construir, esa maravillosa
realidad, dispuesta a
seguir con fuerza
hacia delante, con
entusiasmo y talante alegría.
La gente humilde
del lugar,
veía con gran porvenir,
a la excelente y
entrañable pareja,
y era de intuir y percibir,
el camino que debían
tomar y seguir.
Un camino obrado
y sembrado,
del cual poder
alimentar y recolectar,
ese fruto
continuamente regado,
siendo
inmensamente
agrandado,
para dicho sabor
poder apreciar y degustar...
Infinitamente...Eternamente...
© Connie 2008
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